“Teníamos
diez años en el año 1.936 y para nosotros la guerra de España había sido,
primero, una sacudida; el espectáculo de millares de hombres y de mujeres y de
niños demacrados y a menudo con la ropa hecha jirones y hambrientos:¡los
refugiados españoles…! A través de ellos y de lo que nos decían nuestros
mayores nos llegaban palabras cargadas de angustia, Hitler, Mussolini, las
quintas columnas de los sublevados fascistas, los bombardeo por los Fiats
italianos y los Junkers alemanes de las poblaciones civiles españolas:¡¡ La
guerra!!!” (Así se expresan Pierre Brué y Émile Témame-dos historiadores franceses- en el prólogo de su libro sobre “La revolución y la guerra de España”-
(editado en Paris por Minuit en el año 1.961;y en su página 399 y a quienes
cito porque-indiscutiblemente y para mi y sin subvenciones-que yo sepa- son los
dos
“Una
de las señales con mayor profundidad de la revolución española era,
indiscutiblemente, la abundante participación de las mujeres presentes en ella
y por doquier, tanto en los Comités como en las milicias:”Si la revolución es,
efectivamente como dice Trosky, la acción directa de las capas más profundas de
las masas oprimidas y más alejadas de
toda teoría, hay que admitir que tal fue el caso de la España del año
1.936)“.La comparación entre la revolución rusa del año 1.917 y la revolución
española del año 1.936 habían llegado a
conclusiones idénticas”. Léase Andrés
Nin:”el desencadenamiento de la rebelión del 19 de julio ha acelerado el
proceso revolucionario al provocar una revolución proletaria más profunda que
la revolución rusa misma”, (op. cit,
p.230).-Y a Trosky: “el proletariado español ha mantenido cualidades
combativas de primer orden. Por su peso específico en la economía de su país y por su nivel político y cultural ya se
encontraba, desde los primeros días de
la revolución, no por debajo, sino por encima del proletariado ruso de
comienzos del año1.917:(op. cit.p.71).-
El”terror blanco” fue el primer
método a seguir por los fascistas españoles para evitarse una posible movilización ciudadana que les
hiciese fracasar en su Golpe de Estado; o en todo caso así lo entendieron los
jefes de esta rebelión: sus altos mandos
militares y falangistas y guardias
civiles y somatenes y requetés y curas y frailes y obispos y arzobispos: (ya
que sin su consentimiento jamás se hubiesen sublevado):Y…- copio a estos dos historiadores franceses
anteriormente citados: páginas 209-210-211y 212 y en las que se lee: “El 30 de
julio, Franco había afirmado a un
periodista del New Chronicle
que estaba dispuesto a fusilar si
fuese necesario a la mitad de España”. Y el 18 de agosto Queipo de Llano:” que
el 80 % de las familias andaluza estaban ya de duelo; más que no por ello vacilaría en recurrir a medidas aun
más rigurosas.” -“Habremos establecido el orden cuando hayamos fusilado a dos
millones de marxistas-le había declarado el coronel Barato a un corresponsal
del “Toronto Star”:
-La insurrección militar
comenzó por doquier con la detención o el asesinato o la ejecución- después de
un juicio sumarísimo- de oficiales y
soldados republicanos: en Madrid al teniente coronel Carratala y en Valladolid al general Molero; fueron
fusilados -más tarde- el general Batet; el vencedor de la insurrección de 1934
en Cataluña; el general de aviación Nuñez del Prado y después, en Zaragoza, los
generales Salcedo, Caridad Pita, Romerales, Campiris…; prueba de que no todos
los militares estaban con los rebeldes sino que esta depuración así efectuada fue acompañada por
doquier con la liquidación sumaria de todo aquel-o aquella- que pudiese ser
considerado elemento dirigente de un sindicato, partido obrero o simplemente porque fuese republicano… Las
matanzas de prisioneros se convirtieron en un fenómeno cotidiano; era el único medio, al parecer, de conseguir un
sitio en las cárceles abarrotadas para cuantos antifascistas continuaban llegando. El “paseo” era una regla general; con la diferencia de que
entre los nacionalistas - al contrario que entre los republicanos- nadie reclamaba
su fin; pues sus sublevados y
organizadores y ejecutores:( seminaristas de los conventos y curas y requetés y
falangistas), eran también y a su vez y en sus zonas sublevadas los
mantenedores del orden público. Estaban dirigidos y justificados –y sin
exceptuar a las más altas autoridades eclesiásticas- por todos ellos, como el
arzobispo de Toledo; quien proclamó que era “el amor del Dios de nuestros
padres el que la había armado a la mitad de España contra el monstruo moderno
del marxismo o comunismo… “hidra de siete cabezas, símbolo de todas las
herejías”. Hubo que esperar varios meses antes de que se obtuviesen mejores
indicaciones e informaciones acerca de aquel
“terror blanco” que asoló a toda
la zona dominada desde un principio por
el ejército sublevado: “nacionalista”; a que para el disfrute de
sus conquistas se conociesen mejor; ya
que mientras que a los corresponsales de guerra les estaban prohibidas las
visitas a los calabozos y a las prisiones “nacionalistas”, éstos si podían y
tenían derecho a visitar los de los republicanos. Los soldados moros-
reclutados entre las tribus más primitivas, africanas- tenían rienda suelta:
violaban a las mujeres y castraban a los hombres…,( Lo cual-según los
periodistas Brasillach y de Bardéche “era para ellos una operación de un género
casi ritual”.ya que en las demás tropas de los sublevadas se hacía lo mismo:
las mujeres eran las víctimas predilectas de sus sadismos y no solo eran
violadas sino que sistemáticamente eran
humilladas y rapadas y pintadas con minio y purgadas con aceite de ricino…El
general Queipo de Llano se sentía orgulloso de su proceder y el 23 de julio
en Radio Sevilla declaraba por ello:”las
mujeres de los rojos han aprendido también que nuestros soldados son hombres
verdaderos y no unos milicianos
castrados: dar patadas y rebuznar no ha de salvarlas”.
La entrada de los nacionalistas
en Badajoz fue acompañada de una verdadera carnicería. La prensa internacional
estaba repleta de ejemplos puestos por los corresponsales cuyas simpatías, sin
embargo-y a menudo- estaban del lado de los rebeldes. Bertrand de Jouvenel
cuenta en el “Paris Soir”del 23 de julio la ejecución de los ferroviarios que
defendieron Alfera contra los requetés de la columna Escamez. El enviado especial de Havas telegrafió
que había cadáveres en la catedral, al pié mismo del altar y que en la gran
plaza yacían los cuerpos de los partidarios del gobierno ejecutados en serie,
alineados delante de la catedral. Los corresponsales del New York Herald de
Temps fueron quienes mejor describieron esta carnicería; que los oficiales
nacionalistas trataron de justificar alegando sus imposibilidades de poder guardar a tantos prisioneros. Una columna de
fugitivos, que fue rechazada en la frontera portuguesa y devuelta a esta ciudad
fue asesinada en el sitio .El corresponsal del Temps habla
de 1.200 ejecuciones en sus aceras cubiertas de sangre y de que en su
Gran Plaza- donde todavía se continuaba matando “era tanta la sangre que había
que por ella nadaban las gorras”.- Burdo método-reconoce
Brasillach; “todo combatiente era fusilado porque-se argumentaba- no había
existido una movilización general y por
lo tanto todo combatiente era un “rojo” más. Véase sobre todo en los periódicos
“Journal” y “Paris Soir” las ejecuciones en masa durante la conquista de
Andalucía: En cada pueblo-según B. de Jouvenel y Leroy-las arenas se
transformaron en osarios. Triana fue
limpiada con bombas de mano y bayonetas. Las ejecuciones de rehenes proseguían
mientras los cadáveres permanecían expuestos durante días, e…, igualmente, el
reportaje de Hnry Danjou sobre el asalto a Mérida por los legionarios
y la ejecución de los militantes obreros que la habían defendido; entre ellos
la ejecución de Anita López, el alma de su Comité. La huida en masa de los
campesinos ante cada ataque de los nacionalistas mostró, en todo caso, que los
jefes militares si habían alcanzado sus
metas y que sus tropas inspiraban un profundo terror. La emoción provocada en
la opinión internacional por estos relatos de la prensa fue considerable..