martes, 12 de abril de 2011

EN MEMORIA DE NOSOTROS MISMOS


(Relato completo)

Este es un relato dedicado a Francisco Hugo Dapena, nieto de FRANCISCO DAPENA, el primer alcalde democráticamente elegido por sus vecinos en Barruelo de Santullán y asesinado por haberlo sido: Negar la historia es una forma de negación. Lo que no se cuenta no existe. Lo que nunca ha sido objeto de un relato o una historia no existe. Los tiranos lo saben muy bien y por eso borran los rostros a quienes intentan reducir a la nada.

Barruelo y sus circuntancias: A guisa de introducción y por disculparme un poco por atreverme a tanto sin titulación alguna he de manifestar que nací el 19 de febrero del año 1.927, en un lugar del norte palentino llamado Barruelo de Santullán y en cuyo Registro Civil no estoy inscrito porque ubicado en la planta baja de su Ayuntamiento e incendiado en ella en el año 1.934 en un intento de una revolución “a la francesa” pero española, hubo de ser reconstruido y se hizo mediante los nombres de los niños que habían sido bautizados. Pero que no obstante y a pesar de que yo no lo había sido y porque me lo contaron mis padres y amigos y vecinos puedo afirmar y afirmo que nací en este lugar y en esta fecha tras de la última nevada de un invierno muy crudo; en un día en el que ya se le derretían sus nieves y se caminaba en albarcas por entre las charcas que nos había dejado y se escuchaba a los carámbanos estrellarse contra el suelo, deshelando: (¡Y por eso…!)

Había pertenecido mi padre cual minero que había sido en los tiempos de Pablo Iglesias y antes de que yo naciese al Sindicato Minero Castellano adscrito a la U. G. T. (No me atrevo a decir que al igual que Francisco Dapena nuestro primer alcalde asesinado por haberlo sido porque aunque me consta que si estuvo afiliado al Partido Socialista Obrero ignoro si fue minero). En aquellos años en que a los trabajadores se les estigmatizaba por sus ambiciones sociales y era a los marqueses de Comillas o de Santillana u otros como ellos-de “sangre azul”-a quienes se les rendían pleitesías ciudadanas y “oficiales” y privilegios por sus hereditarios “derechos” y a quienes se les concedían las licencias para las explotaciones mineras, por sus alcurnias… Eran ya entonces estas minas de carbón unas de las más temidas -en su cuenca –por sus incendios y derrumbes y explosiones de grisú y heridos y muertos; ¡tantos que ni se contaban…! Unas en las que de sus catástrofes mineras ni a sus capataces o ingenieros o dueños jamás se les responsabilizaba porque eran absolutamente normales:”¡ gajes del oficio…! Pero que no obstante y a pesar de sus habituales tragedias mineras e impericias profesionales y ahorros económicos empresariales en evitarse heridos y muertos y enfermos de silicosis que se morían por no usar mascarillas y viudas y huérfanos que dejaban en la miseria llegaron a significar para los muchos labradores que había “de por la ancha Castilla” sin tierras que labrar-como mi padre- y los muchos mineros asturianos que ya habían sido proscritos por las “fuerzas vivas” e inscritos como revolucionarios en las listas negras de sus patronos y “amos”-que no empresarios- una esperanza de vida.

Le había sucedido a este mi lugar de origen heredero de sus anteriores siglos en injusticias medievales e imperialismos manoseados y misticismos religiosos y guerras coloniales, y cual a todos los demás pueblos de nuestro país:( ¡ penas y alegrías…!), que en su acoplamiento a los nuevos horizontes que se vislumbraban se había industrializado; que en los últimos años del siglo XIX y los primeros años del siglo XX había sido trastocado en sus entrañas de labriego y pastoril por un cura a caballo; por uno de aquellos curas cuyas parroquias abarcaban a varios pueblos-que debían visitar-y que curioseando un día se había apeado de su montura y había recogido unas piedras cuyas vetas se le mostraban por sus caminos y mandado analizar. Que al arrebujo del carbón de piedra que le había sido descubierto y porque se había convertido en su provincia en el primero en obreros sindicados;(en la U. G. T.), y en edificarse una “Casa del Pueblo” (1) y en enfrentarse a los fascismos-¡que se veían venir…!(2)-se había igualmente convertido en su provincia en el primero en enfrentarse a las injusticias sociales aún vigentes y heredadas de una monarquía corrupta y a las secuelas que nos habían dejado los privilegios otorgados a una aristocracia inútil, y a una burguesía indolente, y a los intereses económicos e inconfesables pero ruinosos para nosotros de una Iglesia falaz.

Siempre habían existido en las industrias del carbón y en las demás industrias e incluso bajo los mismos avatares y amenazas de un clero inquisidor predicando el “anticristo” unos acólitos suyos-o animales de bellota, según se mire- que actuaban en las huelgas de los sindicatos obreros contra los abusos patronales de esquiroles y que provocaban a los socialistas y anarquistas y republicanos y comunistas en sus mítines y manifestaciones,( y a escritores o poetas y artistas o libre pensadores-sus demonios preferidos- en cuantas ocasiones podían con sus vivas a las “caenas” y a Hitler y a Mussolini y a Cristo Rey y sus mueras a la inteligencia y a las libertades y a todos los partidos políticos-excepto al de ellos; pero que además y por las amenaza que iban significando para sus “intereses creados” las organizaciones obreras y los partidos y las investigaciones científicas y cuantos antimilitarismos anhelaban la paz… Y los cambios políticos que se iban produciendo… Y por las inmoralidades que se les iban descubriendo y denunciando a nuestros “intocables” de siempre, hasta entonces…Y por los avances ideológicos y por las caídas de los imperialismos centro europeos y de las monarquías que se anunciaban e intereses clericales vaticanistas e italianos y españoles principalmente, que temblaban… Y por los afanes en ganar dinero de un capitalismo armamentista e incapaz de invertir en otras industrias que no fuesen las de las guerras, cual en la 1ª guerra mundial:( con ocho millones de muertos y el doble de heridos e invalidados)… Y cuales acólitos que eran de un clericalismo intolerante con las reivindicaciones sociales e igualdades y libertades religiosas y ateísmos y subvencionados y armados y organizados para matar por un capitalismo incapaz de otras inversiones más imaginativas, “de calcetín”, comenzaron a adiestrarse para enfrentarse a sus hermanos de clase: como fascistas.

,

Cuando aquel primer alcalde asesinado en un pueblo minero palentino,(y en nuestro bienio negro); en aquellos días de los auges de los fascismos europeos y en los que aún eran muy pocos los ediles democráticamente elegidos en España que osaban enfrentarse a los intereses creados por una monarquía absoluta aun a los azures de nuestro cielo de entre picos y montañas se los encapotaban los humos de las escombreras encendidas y a nuestro río-uno de entre manantiales y nieves y avellanos y robles y peñas y oquedades para que se le escondiesen las truchas, jugando-se le enlodaban sus aguas y se le envenenaba sus peces y se le condenaba a morir bajo los escombros del carbón de piedra, enfangado. Aún a nuestras viviendas y cubiles y calles sin alcantarillas de entre matorros y barrancos y taludes malolientes se les veía por entre las faldas de nuestras montañas añorando sus arboledas perdidas, trepando… Aun a los ciscos y a los barros y a las carbonillas de una chimeneona muy alta en la mitad de nuestro pueblo, que nos tapizaba de negro:( la de una central eléctrica que funcionaba a carbón), se los amasaban juntos los tarugos de nuestras albarcas y las ruedas de nuestros carros y las pezuñas de nuestras mulas y vacas y aun se nos despertaba en nuestros amaneceres con los pitidos de una maquinilla a vapor y los traqueteos y descarriles de sus vagones y vagonetas; aun junto a nuestras casas y nuestras calles y plazas había una fábrica de briquetas cuyas breas se la derretían al sol y efluvios de sus amasijos nos impregnaban de miasmas ¡Y por eso!)

Yo no le había conocido a mi lugar de origen en sus mejores y felices días: “en aquellos dichosos tiempos en que no existían ni el tuyo ni el mío y que todo era paz y concordia, entonces. Aún eran de los días en que yo le había conocido los enfrentamientos obligados que debían dilucidarse municipalmente entre nuestro alcalde y la única empresa-minera- que había en su municipio: “por sus derechos adquiridos”. Yo si le había conocido a mi pueblo en aquellos días aun presentes de un pasado miserable e inquisidor que pretendía prolongarse; cuando ya se empezaba a dudar- porque ya no se lo creía ni dios- que los papas eran infalibles…,(y reyes y curas y obispos e incluso “fuerzas vivas””). Cuando ya se empezaba a dudar incluso entre los chavales como yo de la veracidad de unos patriotismos y de unas heroicidades históricas que se nos denunciaban como crímenes contra la humanidad en nuestra leyenda negra. Ya a los niños se nos hablaba por los mayores de guerras coloniales como de un pasado vergonzoso y de unas monarquías e inquisiciones que habíamos sufrido, con rencor… Ya se nos condicionaba un poco a que no siguiera influyendo en nuestras vidas las mentiras de un pasado en el que no había habido libertades ni igualdades ni fraternidades, como en Francia… Pero sobre todo e igualmente y por la misma causa se nos hablaba de cómo y por qué había sido asesinado nuestro primer alcalde republicano, Francisco Dapena.

(1)Había sido la U .G. T. quien en los años veinte había edificado y organizado su Casa del Pueblo en este lugar; con su patio de butacas y su escenario para actuaciones teatrales y culturales y sus salas de reuniones. Era esta “Casa del Pueblo el orgullo de sus creadores y la envidia de los otros muchos sindicalistas castellanos que la visitaban. Era una “Casa del Pueblo”-y lo sigue siendo-de piedra labrada y modelo de construcción en un lugar cuyas casas en su mayoría eran de adobes. Tuvo una influencia social muy importante en todo el norte palentino; porque de allí salían todas las directrices, todas las campañas electorales y todo lo que concernía al sindicato minero castellano. .Se reivindicaban las 8 horas de trabajo.

(2)En Italia, tras de su marcha sobre Roma con sus faces en el año 1.922 bajo el liderazgo de Benito Mussolini, el hijo predilecto de su santidad Pio XI -según confesión de éste- el fascismo había permanecido aletargado; mas a partir del año 1.929 y aprovechándose de la desastrosa situación económica creada en toda Europa por el derrumbamiento de la Bolsa de Nueva York, se había revitalizado; se había unido cual lacayo y servidor a su “cabeza de puente” el Vaticano y al capitalismo europeo en defensa de la industria armamentista e imperialista alemana-único en invertir sin miedos a que se acabasen las guerras- y les había ofrecido pan y trabajo a sus cientos de miles de trabajadores en paro. Había alentado y prometido ayudas económicas a sus pequeños propietarios y comerciantes y empresarios- marginados según ellos en el año 1.919 por el tratado de Versalles- y junto a sus acólitos del catolicismo había alcanzado el poder en Italia y Alemania y Austria y Portugal y se había afianzado en Hungría y Bulgaria y Yugoslavia y Rumania y España…

¡Y LE MATARON DE PIE! . Cuando en el cuartel de la Guardia Civil de Barruelo de Santullán le mataron a Francisco Dapena (1), dos guardias civiles y un cabo -y un sargento cual su “comandante de puesto”- a culatazos de sus fusiles, ya nos habían sido silenciadas las sirenas de las minas en sus aullidos de lobas en celo; de cuando sus toques de queda…Ya nos habían sido acallados en sus explosiones los cartuchos de dinamita de los mineros y en sus disparos sus pistolas y escopetas y los fusiles a los guardias civiles, Ya nos habíamos quedado sin los soldados de reemplazo que sucios y desarrapados nos habían “ocupado” durante quince días (2); vivaqueando por nuestras camperas o plazas con sus tiendas y sus cocinas y perolas y cornetines o cornetas y merodeando por nuestros caminos y calles y barrios con sus fusiles en bandolera, cual “autoridad militar”. Ya habían dejado de sentarse por nuestros suelos junto a nuestras fuentes a las horas de comer su rancho en un platos de hojalata y aunque supongo que sin haberlo pretendido ya les habían dejado a nuestros revolucionarios- o no –expuestos a las palizas que en sus interrogatorios practicaban los guardias civiles, (tan habituales en ellos);¡ pero no se esperaban más muertos!

Cuando le asesinaron a nuestro primer alcalde republicano ya nuestros insurrectos de Barruelo habían entregado sus armas y en su mayoría ya habían sido conducidos en cordadas a la cárcel provincial de Burgos. Ya se nos habían ido los soldados había sido levantado nuestro “estado de guerra” y habíamos asumido que vivíamos en paz…! Más como aun en Asturias se les perseguía a los mineros -y no mineros-mediante los tabores africanos del general Francisco Franco y los tercios de legionarios del general López Ochoa (3) y se les aplicaba la “ley de fugas”en los cuarteles de la Guardia Civil, aunque se les rindiesen, y martirizaba… Y en nuestros calabozos y penales ya había más de treinta mil apresados que esperaban ser juzgados o puestos en libertad para recuperar sus jornales; que maltratados y hambriento sobrevivían gracias a sus “paquetes” de casa:(cual a mi hermano mayor)...Y porque ya había más de tres mil republicanos enterrados en nuestros cementerios con sus esperanzas perdidas y habíamos llegado al segundo año de nuestro “bienio negro” en una democracia interina y amenazada por una dictadura fascista, que se veía venir…,¡era nuestra paz la paz de los cementerios!

Ya entonces en sus mítines y conferencias a Gil Robles se le decía el “Jefe”-cual en Italia a Mussolini- e “ilusionaba” a sus fascistas con pistolas y machetes y camisas y correajes cuales defensores de nuestros “valores eternos”, que debían convertirse…Para que se enfrentasen “heroicamente” a los afiliados a los partidos políticos y obreros sindicados que pretendían las igualdades en oportunidades sociales….

Y se les cerraba a los socialistas en Barruelo su “Casa del Pueblo” e impedía en sus colectas-de entre afiliados y simpatizantes y amigos para que a las mujeres y a los niños de sus encarcelados en Burgos (4 )-que hasta hacia poco tiempo habían estado yendo en silencio con sus pucheros en la mano a situarse ante las perolas de los ranchos de los soldados, por si a estos les sobraba algo- no se les matase el hambre. Porque ya ni a sus familiares o amigos o vecinos podían ellos seguir acudiendo a solicitar ayuda, indefinidamente; porque pasaban los días y las semanas y los meses y no se los soltaban a sus hombres para que pudiesen recuperar sus trabajos y con ellos sus jornales. Y ya en sus “libretas” del Economato de las Minas de Barruelo y tiendas y carnicerías y fruterías y pescaderías y vendedores ambulantes ya no se les apuntaban más sus compras para cuando pudiesen pagarlas… Y ni a sus comerciantes les servían ya sus proveedores sus pedidos porque tampoco estos cobraban…Y ya eran tantísimas las mujeres y tantísimos los niños que iban a las escombreras de las minas convertidas en montañas a la rebusca de sus miserables hallazgos carboníferos escarbando con sus azadillas para poder alimentarse un poco, e incluso enviarles una tortilla de patatas a sus hombres presos, que no cabían por sus laderas.

Fueron muchas las conjeturas que se hicieron sobre las causas de este asesinato; aunque en ninguna de ellas se dijese que hubiese sido porque nuestro alcalde hubiese apoyado-ni poco ni mucho- a los revolucionarios de octubre. Era sabido-¡y por eso!- que por su oposición a ellos hasta había sido denostado por las J.J. S.S. en toda nuestra cuenca minera. Y dijeron unos que había sido en venganza por la muerte del teniente coronel de la Guardia Civil y otros que por la del director del colegio de los frailes-el hermano Bernardo- y otros que por haberse negado a obedecerles a estos guardias civiles cuando le habían ordenado que dejase de socorrer a las familias de los presos: con un kilo de garbanzos a la semana y un kilo de pan diario: (¡qué horror…!) (5)

¡Y fueron las gentes…, siempre ellas…, las gentes…, quienes primero nos dijeron a los vecinos que había sido asesinado nuestro alcalde!:-¡Han matado a Francisco Dapena!- dijeron en voz baja y en corrillos y con mucho miedo a que se las oyese decirlo…-¡Han sido tres guardias civiles, tres…!-¡Y le han matado a culatazos!

Porque aun se hablaba en voz baja en nuestro pueblo; porque aun se les temía a los chivatos, como a los demonios…Porque en el cuartel de la Guardia Civil se les hacía caso y había quienes, miedosos de que se les denunciase, eran ellos quienes se les adelantaban a sus acusadores e iban a contarles a los guardias cuanto sabían o se decía por los corrillos que hacían las gentes para saberse lo que pasaba. Porque con pruebas o sin ellas a quienes aun se les denunciaba de haberse sumado a la revolución de octubre en el año anterior aun se les daban palizas fuese verdad o mentira.

-Han sido tres guardias civiles, tres…!-¡Pero han tenido que turnarse entre ellos para conseguir matarle…!¡Cansados de golpearle con las culatas de sus fusiles…!

Ya hacía muchos años que este hombre o alcalde sin sueldo había sido el dueño de la única pastelería que había en nuestro pueblo; que ya no se significaba como socialista ni estaba afiliado al P.S.O.E.-aunque lo hubiese estado en sus años mozos y que hubiese sido elegido por dos veces consecutivas con el apoyo de la “Casa del Pueblo”. Desde que se había casado y le habían nacido dos hembras y dos varones, ¡qué remedio…!(y quizá también porque así le había convenido a su negocio),con su mujer e hija mayor, Elena, cuales dependientas y él como obrero, solo había militado en el obrador de su pastelería.

Y sin investigación alguna o intereses judiciales “inconfesables” interesados en que se nos aclarase en el año 1.935 este primer asesinato de un alcalde elegido democráticamente,-dieciocho meses antes de que en el mes de julio del año 1.936, se nos asesinase al socialista Adrian Fernández-nos quedamos enfangados y en espera de nuestro genocidio en nuestro malhadado “bienio negro “; también republicano…

Mas yo…Y porque sobre las causas de este crimen quedado impune me atengo a lo que se dijo en mi casa y a lo contado por el único testigo que dijo haberlo sido; quien tras de lo acontecido en el mes de octubre del año 1.934, aun permanecía en uno de sus calabozos… Y pudo escucharlo…Y dijo también de sus autores que habían sido dos guardias civiles y un cabo…Y por los testimonios de los empleados del Ayuntamiento que habían presenciado esta detención, arbitraria…Me obligo a referirme a cómo se dijo entonces y fue asumido por nuestras gentes y en mi casa como el más veraz posible:

1º.-“Que había sido conminado -con orden o sin ella- por dos guardias civiles y su cabo a que les “acompañase” a declarar ante su comandante de puesto- en aquel día (¿?): un sargento.

2ºQue nuestro alcalde les había dicho que no; que según la Constitución él era en nuestro pueblo su máxima autoridad y que por lo tanto si su sargento quería verle para saber de él o del Ayuntamiento que se personase en su despacho, que le recibiría gustoso.

3º.- Que su actitud les había enfurecido a los tres guardias civiles; tanto, que de inmediato le habían esposado ante sus empleados y había sido forzado a ir delante de ellos a empujones hasta su cuartel”.

4º.- Que sin otros testimonios presenciales o pruebas judiciales o mejor escribirse o más objetivamente, ello sucedió así como yo lo cuento… ( y a juicio mío, s. e. u. o. )

- Si, ya; ¿pero fue cierto…? ¿Qué tuvieron que matarle por no arrodillarse ante ellos y reconocer así su autoridad? ¿Que para matarle con las culatas de sus fusiles, por la sin razón que ello significaba el tener que arrodillarse ante una fuerza tan bruta como la de los guardias civiles de entonces un alcalde elegido por su pueblo- cual le exigían a cada golpe que le daban con las culatas de sus fusiles-tuvo uno de ellos que subirse a una banqueta para así alcanzarle en la cabeza?

Se fantaseó mucho- ¿Cómo no…!- sobre esta muerte: la de un hombre antifascista y demócrata y republicano que en un lugar como Barruelo en el que ya había muchos republicanos y muchos socialistas, como mi padre-que no lo venía haciendo lo de bautizar a los hijos desde el año 1.915, y era anticlerical mayoritariamente en las urnas, sí había bautizado a sus hijos. Se decía de él que era muy fuerte; tanto que en una ocasión y por una apuesta entre amigos y para demostrarlo había derribado a un novillo de un puñetazo en el testuz.

No había sido -según las gentes -como si de otro ser humano se hubiese tratado. Él era mucho más alto y más fuerte que los demás… ¡E incluso más jovial, aun cuando le estaban matando…!¡Que se crecía y se crecía a cada golpe que le daban y que hasta se reía de sus asesinos diciendo que lo hacían porque eran muy brutos e ignorantes, nada más!

Tenía un hijo que se llamaba Niceto-por Alcalá Zamora, supongo- y otro que se llamaba Jesús y era amigo mío…Quien en una ocasión que su padre nos había acompañado a jugar al futbol a una campera de allá por el cementerio nuevo, entre matorros, con un balón que él le había traído, a estrenar y que podía perderse, nos había pedido a los demás chavales en secreto que a su padre no le dejásemos jugar de portero; que si nos le daba un puñetazo al balón como acostumbraba a hacer cuando sacaba desde su portería como le gustaba, jamás volveríamos a encontrarle entre los matorros del monte.

El había sido un hombre amable y condescendiente y jovial y generoso y hasta comprensivo con los más tontos e incluso lo seguiría siendo; más en esta ocasión él se había encerrado en sus razonamientos, obsesivamente…¡Y les llamaba analfabetos e ignorantes y animales de bellota, embrutecido…!Y hasta hizo que aun maniatado uno de sus puños le alcanzase a un de ellos en la cara y le hiciese sangrar por las narices. Se dijo después entre nosotros- las gente- que hubiese sido menos costoso matar a un toro a golpes que a él…

…Y como se decía entre nosotros cada vez que él les preguntaba a sus asesinos si ellos estaban siendo conscientes de lo que estaban haciendo ellos le respondían con las culatas de sus fusiles y le golpeaban más… Y él se erguía y erguía y era cada vez más alto a cada golpe que le daban conforme a como se comentaba su muerte…! Y ellos se achicaban y encogían y encogían hasta que se convertían en pigmeos… ¡Y hasta le suplicaban que se les agachase hacia ellos para alcanzarle en la cabeza con las culatas de sus fusiles y acabar de una vez con su resistencia a morir!, según las gentes…

Mas él entre los estertores de su agonía les repetía y repetía que ellos eran tan solo unos pobres hombres a sueldo; con uniformes y todo; que obedecían a sus “amos” porque él les daba de comer, como a sus perros… Que eran ellos quienes debían obedecerle…Y les preguntaba por su sargento; ¿qué por qué no aparecía a presumir de su “autoridad ante él…? ¡Que él era la voz del pueblo y no ellos…¡Y que era el pueblo el que mandaba!!

Y ellos se empequeñecían a cada golpe que le seguían dando hasta llegar a ser cuales en realidad eran y parecían aunque le estuviesen matando en defensa de sus patrióticas convicciones heredadas de sus predecesores en “el cuerpo”. Hasta que sin lograr contradecirle le decían ellos que se cagaban en la Constitución Españolas, ¡la que fuese…! ; que con ella o sin ella y como siempre había sido desde los tiempos del duque de Ahumada eran ellos y solo ellos quienes mandaban en todos los pueblos de España…,¡por la gracia de Dios…!:¡Y le mataron de pié!

(1) Luego en el año 1.936 y en los primeros días siguientes a su 18 de julio tras de haberse iniciado en España cual “preludio para una segunda guerra mundial”- ó un “movimiento” fascista para un genocidio programado- se nos asesinaría en Palencia a nuestro segundo alcalde republicano elegido: al socialista Adrián Fernández… (¡Y es que no nos dejaban ni uno!)

(2) Soldados de reemplazo que obedecían a un general llamado Francisco Franco- como a su jefe del Estado Mayor del Ejército central- y a un Ministro de la Guerra que se llamaba Gil Robles y al que sus camisas verdes saludaban a los tres gritos de: ¡¡“Jefe” ,”Jefe”, ”Jefe”…!!,(como a Mussolini en Italia sus camisas negras).

(3) Recuerdo una cancioncilla que se repetía mucho en mi infancia y que se refería a una mujer asturiana y que decía:”El general López Ochoa -quería cogerla viva-pero tuvo que matarla- porque se le echaba encima…”” ¡Ay, ay, ay, ay …,murieron muchos mineros- bajo las balas traidoras- de esos canallas del tercio…”

(4) Se supuso-pues nunca se contaron -que los insurrectos apresados de por nuestra cuenca minera-palentina- y encarcelados en la cárcel provincial de Burgos durante 18 meses sumarían unos ochocientos- más o menos.

(5) Razonamientos de entonces que para entenderse hoy tendríamos que trasladarnos “espiritualmente” a los días aquellos en que sobre nuestros derechos humanos- y otros derechos–prevalecían en nuestro país las limosnas a las puertas de nuestras iglesias para con nuestros mendigos y para con las “solidaridades obreras” nuestras “caridades cristianas”.

Fidel Maza Ibañez.-

Carta de Saray (biznieta de Francisco Dapena)

Hola Fidel:
Igual alguna de estas cosas ya las sabes pero por si acaso.

Mi abuelo me cuenta “lo poco” que su suegra Sofía contó, para ella era muy doloroso recordar y hablar de aquella época. Cuando estuvo presa en Saturragan una mujer francesa que estuvo con ella la dijo que su historia debía ser contada, y ella no contó. En los primeros años de la década de los 70 (murió en agosto de 1975) vino a su casa un joven de Barruelo para que mi abuela le contará, poco debió de contar.

Mi abuelo recuerda que:

En una ocasión se encontraba en Barruelo un hombre adinerado de Aguilar de Campoo, al que los mineros querían linchar y Francisco le llevo andando desde Barruelo a Aguilar para ponerle a salvo.


Una tarde vinieron a despertar de la siesta a Francisco para apaciguar los ánimos de los mineros, habían encerrado a los curas y a la Guardia Civil dentro de lo que es ahora el Casino y antes las escuelas. Por la mediación de Francisco no les quemaron a todos.


Cuando la Guardia Civil se hizo con el control del pueblo a Francisco se lo llevaron al cuartelillo y allí le mataron a culatazos entre varios guardia civiles. La denuncia partió al parecer de un cura y la Guardia Civil.


Al día siguiente su mujer mando a su hija mayor, Elena, con un poco de comida al cuartelillo, el guardia civil la dijo que su padre no tenía hambre que volviese para casa, mi bisabuelo ya estaba muerto.


Le enterraron envuelto en una manta y en primavera le desenterraron para meterle en un ataúd, dicen que estaba intacto, (usted sabe como es el frío de Barruelo). La lapida no se la pudieron poner hasta muchos años después, se hizo en Santander y se traslado a Aguilar y de aquí a Barruelo. Durante muchos años no se podía ni ir a poner flores en su tumba, al parecer una mujer del pueblo amiga de mis bisabuelos se la jugaba y ponía ramos de flores por la noche, se llamaba Sidonia.


A mi bisabuela y a sus hijos intentaron lincharles, pero al parecer un guardia civil se puso en medio y dijo que a esa mujer no se la tocaba y así salieron del pueblo por el monte hacia Santander.


Por otra denuncia, parece ser de quienes debían dinero a mi bisabuelo, mandaron detener a mi bisabuela en Santander, estuvo presa 8 años en varias cárceles (Palma de Mallorca, Saturragán y Logroño) con pena de muerte. Elena y Aniceto ya tenían edad para trabajar y estuvieron mejor o peor pero estables, en casa de familiares en Aguilar trabajando en la fábrica de galletas. Jesús y mi abuela Benita estaban en Santander con mi bisabuela cuando la detuvieron, Jesús y la madre de Francisco quedaron en Santander con Guadalupe, hermana de Francisco y Eliseo, su marido. Benita era la más pequeña, nació en 1927, en aquel momento contaba con 7 años e iba de una casa a otra porque como decía ella, nadie la quería.


Cuando mi bisabuela salió de la cárcel se instaló en Santander y nunca más volvió a Barruelo. Al morir decidió ser enterrada en Santander junto a su hija Elena muerta en accidente en 1955.


Un saludo

Saray